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Antonio Rivero, doctor en Geografía e Historia y Licenciado en CAFYD
30/04/2025 Actividad Física y Universidad (1º)![]() Su objetivo era formar a los futuros profesores de educación física españoles desde una irrenunciable vocación universitaria. Estos profesionales serían los responsables de elevar la cultura física y la práctica deportiva de una sociedad que se transformaba imparablemente, así sería desde el día en que se abrieron sus puertas con la organización del Congreso Mundial de Educación Física y del Deporte (1966). Su artífice y primer director D. José María Cagigal Gutiérrez (Deusto, 10-2-1928 / Barajas, 7-12-1983) será recordado en el ámbito de las enseñanzas físico-deportivas como el más importante filósofo y teórico del deporte español. Humanista convencido y practicante de sus creencias, siempre tuvo en su mente de pedagogo y de amante del deporte la creación de un centro superior de educación física y deportiva, en el que pudieran estudiar y formarse, con todas las garantías de excelencia, los futuros profesores. Cagigal siempre trató de intelectualizar la comprensión del hecho deportivo, contemplándolo desde las ópticas propias de las ciencias humanas y sociales. En 1961 la nueva Ley de Educación Física reestructuró las directrices deportivas españolas aunque dentro de los mismos principios y (como no podría ser de otra forma) dentro del vigente marco político. Esta Ley, por un lado, creaba nuevas estructuras deportivas responsables de la formación y divulgación de la educación física y el deporte, poniendo las bases de lo que fue posteriormente la transición deportiva y, por otro, reconocía las competencias de las estructuras del Movimiento creadas por el franquismo. La Ley también ordenó la creación del Instituto de Educación Física, para la formación del profesorado, de los entrenadores deportivos y la especialización de la medicina dedicada al deporte; especificando que el personal docente de Educación Física debería poseer el título correspondiente de la especialidad, expedido por el Instituto Nacional de Educación Física o Escuelas oficialmente reconocidas. El Instituto, como Centro oficial reconocido por el Ministerio de Educación Nacional, expediría los títulos del Profesorado de Educación Física. El Instituto Nacional de Educación Física de Madrid fue el primer centro creado al amparo de la Ley, dotándolo de autonomía con respecto a otros estudios y con una clara intención de integrarlos, en relación a su titulación, en la Universidad Española. Esto no significó que se dejara de aprovechar la experiencia anterior acumulada por la acción de los Organismos y Centros de formación y perfeccionamiento del profesorado ya existente. En este sentido la Ley fue bastante clara en cuanto a sus intenciones, por un lado creaba el organismo responsable, de cara al futuro en la formación del profesorado de educación física y por otro, mantenía la idea de que el Instituto Nacional de Educación Física, no era algo que surgía de la nada, sino que era consecuencia de la labor realizada anteriormente por los organismos de la administración que, hasta entonces, tenían esa responsabilidad. Por lo tanto, el Instituto Nacional de Educación Física asumiría directamente la formación del profesorado masculino, mientras que para la formación del profesorado femenino se designaba a la Escuela Nacional Julio Ruiz de Alda, como la parte del Instituto responsable de su formación, aunque las alumnas recibieran la formación por separado. La Escuela Central de Educación Física del Ejército y la Academia Nacional de Mandos “José Antonio” de la Delegación Nacional de Juventudes, a los efectos de lo establecido en los artículos noveno y decimosexto, tendrían carácter de Escuelas oficialmente reconocidas, como colaboradoras del Instituto Nacional de Educación Física. Por último, se decía que el Profesorado de Educación Física sería designado por el Ministerio de Educación Nacional, a propuesta de las Delegaciones Nacionales de la Sección Femenina y Juventudes y Sindicato Español Universitario, entre los solicitantes que con arreglo a esta Ley acrediten la posesión del título. Su importancia se centró en considerar "la Educación Física y Deportiva como necesidad pública que el Estado reconoce y garantiza como derecho de todos los españoles". En esos años, la Educación Física como materia formativa en los planes de estudios de nuestros escolares no tenía importancia alguna, siendo calificada como una asignatura “maría”. La obligatoriedad de la Educación Física en todos los niveles de enseñanza suponía un hito en cuanto a la importancia que otorgaba a la educación física en ese momento. La propia Ley justificaba su creación ante la necesidad de ocuparse de “...la formación y perfeccionamiento del profesorado de Educación física y de los entrenadores deportivos (...). Será también función del Instituto la investigación científica y la realización de estudios y prácticas orientadas al perfeccionamiento de cuantas materias se relacionen con la educación física” (art. 15). Hay que mencionar que el propósito de Cagigal, era crear un instituto moderno a imagen y semejanza de los más vanguardistas ya existentes en Europa y Estado Unidos, y con un futuro universitario al igual que estos. En 1963 se aprobaron los estatutos que regirían el nuevo centro de enseñanzas físico-deportivas. La aparición de un centro de la importancia y calidad del INEF sería decisiva en todo lo referente a la extensión de la educación físico-deportiva en los años siguientes. Para la construcción de las instalaciones deportivas, aulas, residencia, etc.. se firmaría un convenio entre la Universidad Central de Madrid con la Delegación Nacional de Deportes de la que dependería el INEF económica y administrativamente. Para impartir las clases a la primera promoción del Instituto Nacional de Educación Física, fueron reclutados los más prestigiosos nombres del deporte y la educación física en sus diversos ámbitos. Los tribunales estuvieron compuestos por catedráticos de universidad, los directores de las otras escuelas de Educación Física, miembros de la Delegación Nacional de Deportes y de la propia directiva del INEF. Estos tribunales fueron un auténtico ejemplo de coherencia, equidad y reparto de responsabilidades. En cuanto a los alumnos aspirantes a realizar los estudios, estos debían poseer el título de bachillerato superior, y tras realizar un examen de pruebas físicas y de cultura general eran entrevistados individualmente por el propio José María Cagigal, quien realizaba personalmente su selección. Sesenta y cuatro alumnos varones formaron la primera promoción, de ellos cincuenta y seis terminarían los estudios. Una vez celebrado el Congreso Mundial de Educación Física y Deporte (1966) las clases comenzaron el 3 de noviembre de 1967. La singularidad del INEF como institución educativa era evidente. En primer lugar, los pilares en que se basaban los estudios eran humanísticos, educativos y científicos. Hay que decir que al ser el INEF dependiente de la Delegación Nacional de Deportes y sin vinculación con la Universidad, se encontraba al margen de la comunidad académica, creando un vacío legal que sería uno de los grandes problemas que arrastrarían los egresados del INEF durante muchos años, esta anómala e injusta situación marcaría posteriormente una etapa de constantes reivindicaciones ante las diferentes administraciones. José María Cagigal hombre tolerante y culto, de un talante liberal, supo impregnar a la institución de una nueva forma de entender la educación física y el deporte. En el próximo artículo trataremos del desarrollo y las modificaciones que, con los cambios legales y políticos, se fueron produciendo hasta la integración definitiva de los estudios en Actividad física y el Deporte en la Universidad. Antonio Rivero, doctor en Geografía e Historia y Licenciado en CAFYD
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